Esta causal protege el honor y la reputación del empleador frente a ataques injustificados por parte del trabajador. Las injurias pueden ser escritas o verbales, directas o indirectas. Se entienden como insultos y ofensas mediante palabras, gestos, publicaciones u otros comportamientos similares en el ámbito laboral, que agravian o ultrajan al empleador o a personal jerárquico
Las injurias deben ser de «carácter grave» y «debidamente comprobadas». La gravedad se evalúa considerando el tenor de las imputaciones, el contexto (público o privado, presencia de clientes, otros trabajadores), y la función del empleador/representante injuriado. No cualquier expresión de descontento o discusión de menor entidad, o proferida en privado, justifica esta causal. La carta de despido debe detallar las expresiones exactas y el contexto
Si fuiste despedido por injurias, evaluamos si la gravedad de los hechos es suficiente para justificar la causal y si las pruebas presentadas por el empleador son contundentes. Te ayudamos a demostrar si tus expresiones fueron malinterpretadas o si el contexto no amerita la aplicación de una causal tan severa